jueves, 17 de diciembre de 2009

Violencia de género

       Es desolador el panorama al que nos enfrentamos los letrados que tenemos que defender a clientes denunciados de supuestas agresiones, de vejaciones, de injurias, quebrantamientos de órdenes de alejamiento y de condena...etc. Si, digo desolador porque es este país rige la "Ley del péndulo", me explico, hace una década era casi imposible conseguir una sentencia condenatoria o medidas judiciales efectivas contra un presunto maltratador, pero es que hoy día es casi imposible conseguir una sentencia absolutoria, ya no frente a un presunto maltratador, sino simplemente ante un maleducado....

        Se está produciendo un cuasiautomatismo que implica -denuncia de mujer-sentencia condenatoria de hombre, lo que lleva de forma inevitable y ocasional a un exceso por parte de los denunciantes que usan y abusan de la justicia con fines, ya no de protección de un determinado bien jurídico, sino de venganza, rencor y despecho. Ello repercute de forma muy negativa en los denunciados que salen muchas veces de las vistas orales con un sentimiento de frustración, desolación e impotencia que no puedo menos que compartir.
       Tenemos enfrente dos tareas, una de educación, hemos de hacer entender la realidad de la situación actual y el enorme peligro que se puede enfrentar una persona si no cumple las resoluciones judiciales a rajatabla y una segunda, pelear en los juzgados para que las condenas sean justas y proporcionadas, no automáticas y exageradas, y ello porque parece ser que se ha olvidado que el derecho penal se rige por el principio de intervención mínima.